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Y DESDE ORIENTE NOS LLEGA ¡LA CÚRCUMA!


La Cúrcuma longa es una planta de origen asiático, muy usada como especia en Asia. La parte de la planta que se usa en la alimentación, es su rizoma (tallo subterráneo) de color anaranjado y muy aromático.

El principal componente de este rizoma es la curcumina, sustancia responsable de su color anaranjado, y a su vez la responsable de su actividad biológica.

Una de las principales propiedades de este alimento, es su actividad hepatoprotectora. Protege al hígado del estrés oxidativo, ya que posee actividad antioxidante; aumenta la función biliar (hay un mayor flujo de bilis), y reduce las concentraciones de colesterol, triglicéridos y fosfolípidos en sangre.

También es utilizada para la protección y curación de afecciones a nivel cutáneo, ulceras, alteraciones digestivas y contra parásitos intestinales.

Diversos estudios han demostrado un poder antiinflamatorio de las curcuminas, lo que lo convierte en un alimento muy interesante para personas con artritis reumatoide y osteoartritis.

También se han demostrado sus beneficios en la prevención y curación de distintos tipos de cáncer: cáncer de piel, protección frente tumores de estómago, efecto quimioprotector en cáncer de colon, y potente agente antiproliferativo en cáncer de pulmón.

Podríamos decir que es casi un alimento milagroso, pero ¡NO! ¡OJO! Los alimentos milagrosos, al igual que las dietas milagrosas ¡¡¡no existen!!! Pero si podemos decir que es un alimento que nos aporta gran cantidad de beneficios y propiedades beneficiosa en la prevención de distintas enfermedades: Hepáticas, renales, cardiovasculares, artritis, diabetes, cáncer, afecciones cutáneas.

Por tanto, porque no probar a incorporarlo en nuestra alimentación, podéis empezar, si queréis, con esta apetitosa receta que os dejo a continuación, espero que la disfrutéis!

Por cierto, a la hora de utilizar la cúrcuma en la cocina, tenemos la opción de la cúrcuma fresca, el rizoma, el tallo de la planta; y el extracto seco, en polvo. Siempre es preferible el extracto seco, está más concentrado, y por tanto tiene mayor concentración de curcumina, que como os he dicho al principio, es la responsable de su actividad biológica.

Y ahora ya si que sí ¡vamos con la receta!

RISOTTO DE CALABAZA CON CÚRCUMA

Esta receta la aprendí el Sábado pasado, que como ya os conté, estuve en Biocultura, la feria de productos ecológicos y consumo responsable. Asistí al showcooking de la cúrcuma y del jengibre (la semana que viene tendréis la receta con el jengibre, lo prometo!). No os voy a poder dar las cantidades exactas, ya que no las detallaron, así que os diré un poco a ojo.

INGREDIENTES

-Arroz integral (70-80g por persona)

-Calabaza

-Cebolla

-Judías verdes

-Salsa de soja

-Miel

-Sésamo

-Cúrcuma

-Cebolla

Lo primero es poner a hervir el arroz. Normalmente por una medida de arroz suelen ser dos medidas de agua. Pero depende de cada arroz, igual que el tiempo de cocción. Así que hervir el arroz con agua y una pizca de sal, siguiendo las instrucciones que indique cada arroz.

Mientras se cocina el arroz, preparamos una crema de calabaza. Salteamos en una sartén, con aceite de oliva, una cebolla con 250-300g de calabaza troceada, y media cucharada de cúrcuma. (cantidades aproximadas para 4-5 personas) (ya os insisto que es un poco a ojo). Cubrimos con agua y dejamos cocinar hasta que la calabaza este blanda. Apagamos el fuego y pasamos por la turmix para obtener una crema.

Por otro lado vamos a preparar un poco de calabaza glaseada. Cortamos unos 200g de calabaza en tacos, o rodajitas. Ponemos una sartén con aceite de oliva y salteamos. Añadimos un chorrito de salsa de soja y 2 cucharadas de miel, y por último un chorrito de agua. Dejamos cocinar a fuego lento, hasta que la calabaza este blandita.

Escaldamos las judías verdes en agua hirviendo con sal y apartamos.

Una vez tenemos todos estos pasos terminados, llega el momento de ¡montar el plato!

Vertemos la crema de calabaza sobre el arroz y mezclamos bien. Añadimos las judías verdes escaldadas y la calabaza glaseada, y por último las semillas de sésamo por encima. Yyyyy.....¡LISTO, A DISFRUTAR DE ESTE MANJAR!

Deciros, como apunte final, que la miel no deja de ser AZÚCAR, por tanto hay que evitar su consumo. La cantidad que estamos usando en la receta no es elevada (2 cucharadas para 4-5 raciones), y se entiende que esta receta se consumirá como algo ocasional, o evento especial, no a diario. Pero si queréis probar a hacer una versión mas sana del plato, a la hora de glasear la calabaza podéis sustituir la miel por plátano triturado.

¡Espero que os guste, y lo disfrutéis!


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